domingo, 30 de diciembre de 2007

La Economía Motor del Progreso

LA ECONOMÍA MOTOR DEL PROGRESO

Una coyuntura internacional favorable, permitió al inicio a la dictadura fortalecer el crecimiento industrial. Con tesis autárquicas, se pretendía el autoabastecimiento y, por lo tanto, el impulso antes que nada de los instrumentos de desarrollo interno. Para este fin, era necesaria la intervención decidida del Estado en la economía para suplir el atraso de la inversión privada.

La economía, muy protegida por el Estado y con fijación de precios únicos o máximos, vivió momentos de expansión en todos los órdenes, incluidos la industria pesada y la minería. Sobre estas bases, las regiones ya industrializadas como Cataluña o el País Vasco, vieron un incremento notable de la prosperidad económica y un crecimiento de los puestos de trabajo. Por vez primera, se pasó de un 57% de mano de obra dedicada a la agricultura, a un 45%, y el parque automovilístico se duplicó en seis años. Se consolidaba así un modelo que iba a permitir el desarrollo económico de unas zonas y el estancamiento de otras. Además, el incremento demográfico, unido al proceso anterior, provoca las primeras notables migraciones interiores en la península.

Se reprimió el sindicalismo de la CNT y el Partido Comunista de España recién creado y la dictadura toleró a UGT y al PSOE, siempre reticentes, para poder mantener cierto contacto con los dirigentes obreros. La burguesía catalana también comenzó prestándole su apoyo. La legislación social limitó el trabajo de la mujer, construyó viviendas obreras e instituyó un modelo de formación profesional. Inició igualmente una política de amplias inversiones públicas para mejorar las comunicaciones (carreteras y ferrocarril), regadíos y energía hidráulica.


(Documentación extraída de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Portada, Gran Enciclopedia Universal, Enciclopedia de Grado Medio de los años 40 y Breve Historia de Madrid. Si se vulnera alguna normativa existente en las Leyes Españolas actuales, diriganse al autor del blog vía email para retirar los contenidos que violen dicha Ley.)

La Guerra en África

LA GUERRA EN ÁFRICA

El ejército español mantenía un pesimismo de décadas sobre su propio papel en la historia reciente de España. Por un lado, el sentimiento de frustración por el desastre del 98 (Guerra de Cuba) permanecía, y por otro, la guerra en Marruecos estaba marcada por el desastre de Annual y la incomprensión de los ciudadanos. Consciente de la importancia de mantener al ejército satisfecho, la campaña militar en Marruecos se inició con la liberación de Cobba Darsa en julio de 1924 y el día 10 del mismo mes, Primo de Rivera se embarcaba en Algeciras para recorrer durante quince días la costa marroquí. No obstante este hecho, la sublevación en la zona del Rif en agosto dio pie a Primo de Rivera para sustituir a algunos generales e iniciar amplias operaciones militares que liberaron Xauen el 29 de septiembre y permitieron evacuar otras zonas a finales de octubre. Más tarde, Abd el-Krim se enfrentó a España y Francia en Yebala, Tazarut y Beni-Terual, lo que obligó a un acuerdo entre ambos países en julio de 1925 y el inicio de operaciones militares el 5 de septiembre, lo que a la larga le dio el triunfo en la Guerra del Rif con el desembarco de Alhucemas y la rendición de Abd el-Krim en 1927.


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El Panorama Internacional

EL PANORAMA INTERNACIONAL

Los sistemas democráticos se tambalean también en Europa. El fascismo se implanta en Italia en 1922, se funda en Alemania el Partido nazi, la revolución rusa queda sometida a la dictadura de Stalin y los regímenes totalitarios alcanzan a Portugal y Polonia. Primo de Rivera se reunirá con Benito Mussolini a quien elogiará diciendo que era "el apóstol de la campaña contra la anarquía y la corrupción política", recogiendo con agrado una parte importante del sistema corporativista que se estaba implantado en Italia y que pretendió importar a España. Sin lugar a dudas, la explosión del modelo autoritario, de fuerte sentimiento nacionalista, muy crítico con los sistemas democráticos débiles acomodados, unido a una rápida extensión en toda Europa de las ideas emergentes de los socialistas con amplio apoyo de las masas populares, influyó decisivamente en la reacción habida en España.


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miércoles, 26 de diciembre de 2007

El Directorio Militar de La Dictadura

EL DIRECTORIO MILITAR DE LA DICTADURA

Las primeras decisiones del dictador fueron espectaculares y marcaron un rumbo muy claro para toda la clase política, social y económica de España de cómo se iba a gobernar. A la disolución de las Cortes se unió el día 18 de septiembre un decreto que prohibía el uso de otra lengua que no fuera el español, ni de símbolos como banderas vascas o catalanas. La Mancomunidad de Cataluña fue intervenida con el nombramiento del conservador Alfonso Sala y se disolvieron las Diputaciones Provinciales.

Hasta 1925 el gobierno estaba formado por un directorio militar al modo y manera conforme Primo de Rivera consideraba debía regirse "con mano de hierro" el país.

El 14 de septiembre de 1923 se declaró el estado de guerra, que duraría hasta el 16 de marzo de 1925. El 15 de septiembre se aprobaba el Real Decreto que establecía un Directorio Militar que asumía todas las funciones del poder ejecutivo. Primo de Rivera se convertía en Jefe de Gobierno y único Ministro. El resto del Directorio estaba compuesto por un general de cada Capitanía General, más el Marques de Magaz, Antonio Magaz y Pers, (Contralmirante) en representación del conjunto de las Fuerzas Armadas: Adolfo Vallespinosa, Luís Hermosa y Kith, Luís Navarro y Alonso de Celada, Dalmiro Rodríguez y Padre, Antonio Mayandía y Gómez, Francisco Gómez-Jordana y Souza, Francisco Ruiz del Portal y Mario Muslera y Planes.


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La Dictadura (1923 - 1930)

LA DICTADURA (1923 – 1930)

Los Gobiernos monárquicos a duras penas podían ir afrontando los problemas, más apremiantes cada día, El General Primo de Rivera, con el deseo de encauzar la vida política de España, se sublevó contra la política imperante y el Rey le confió el Gobierno en régimen de Dictadura. Durante la Dictadura dicen que España vivió años de Paz y gran Prosperidad.

La Dictadura de Primo de Rivera fue el régimen político que hubo en España desde el golpe de Estado del capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, el 13 de septiembre de 1923, hasta la dimisión de éste el 28 de enero en 1930, y su sustitución por la llamada Dictablanda del general Dámaso Berenguer.

El 13 de septiembre de 1923 el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, se sublevó contra el Gobierno y dio un golpe de Estado con el apoyo de la mayoría de las unidades militares. La reunión prevista de las Cortes Generales para fechas inmediatamente posteriores con el objetivo de analizar el problema de Marruecos y el papel del ejército en la contienda, fue el detonante último de la sublevación. A esta situación se une una grave crisis del sistema monárquico que no acaba de encajar en un siglo XX marcado por la revolución industrial acelerada, un papel no reconocido a la burguesía, tensiones nacionalistas y unos partidos políticos tradicionales incapaces de afrontar un régimen democrático pleno.

Previamente, Antonio Maura había desaconsejado al Rey la posibilidad tanto de un golpe de estado como del establecimiento de cualquier sistema autoritario. El 14 de septiembre el gobierno legítimo había pedido al Rey la destitución inmediata de los generales sublevados, concretamente José Sanjurjo y el propio Primo de Rivera, y la convocatoria de las Cortes Generales, pero el monarca dejó pasar las horas hasta que finalmente se mostró abiertamente a favor del golpe.

En el Manifiesto de los sublevados se invocó la salvación de España de "los profesionales de la política". Con el apoyo del ejército, de la burguesía catalana y de los terratenientes andaluces, el Rey Alfonso XIII no pone mayores obstáculos a nombrar Presidente del Gobierno a Primo de Rivera en su calidad de dictador militar el 15 de septiembre. La dictadura sólo fue contestada por los sindicatos obreros y los republicanos, cuyas protestas fueron inmediatamente acalladas con la censura y la represión. Se creó un Directorio Militar con nueve generales y un almirante, cuya finalidad en sus propias palabras era "poner España en orden" para devolverla después a manos civiles. Se suspendió la Constitución, se disolvieron los ayuntamientos, se prohibieron los partidos políticos, se crearon los somatén como milicias urbanas y se declaró el estado de guerra.

Primo de Rivera ofrecía una imagen campechana y paternalista, al tiempo que mantenía un discurso antisistema muy al día en la época, tildando de corruptos a los políticos y enviando a la población mensajes sencillos que hacían pensar en una fácil solución de los problemas con recetas puramente domésticas al alcance de todos.

A pesar de sus esfuerzos de regeneración y el inmenso progreso de la economía y las infraestructuras, la Dictadura fue incapaz de estabilizar la situación política, desprestigió al rey Alfonso XIII y allanó el camino a la II República.


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Restauración

RESTAURACIÓN

Era la hora de la comida y aproveché para bajar pronto a la piscina, así podría tranquilamente darme un baño sin que nadie me molestara y seguir leyendo mi libro en calma. Me volví a encontrar a Miguel, él también había decidido bajar pronto, pues hacía buen día y allí con tanta paz y sin ruido alguno podía leerse muy bien.

- Buenas tardes – le saludé.

- Buenas tardes, veo que sigues con tu lectura, ¿por qué años vas ya? – se había fijado en el libro que llevaba en la mano, era muy observador.

- Sí, sigo leyéndolo por ahora, pues por la época de Alfonso XIII, la Restauración, las Dictaduras, las Repúblicas…

- Además de leerlo puede que de aquellos años puedan informarte mejor tus abuelos o padres ya que si no calculo mal, tus abuelos vivieron esa época en primera persona y tus padres nacerían por aquel entonces.

- Tienes razón, seguro que mi abuela o mi madre podrá contarme cosas que viviera mi abuelo, ya que él no puede hacerlo pero a ellas les contaría sus vivencias en la mili y en aquellos años. Lo haré más adelante cuando me surjan dudas ahora prefiero guiarme por los libros para no marearles a ellos con esos recuerdos.

En los primeros 30 años del siglo XX, la población madrileña llega casi al millón de habitantes. Nuevos arrabales como las Ventas, Tetuán o el Carmen daban acogida al recién llegado proletariado, mientras en los ensanches se instalaba la burguesía madrileña. Estas transformaciones fomentaron la idea de la Ciudad Lineal, de Arturo Soria. Paralelamente se abrió la Gran Vía, con el fin de descongestionar el casco antiguo y se inauguró el metro en 1919. Durante el reinado de Alfonso XIII éste cede terrenos reales al noroeste del Palacio Real para fundar la Ciudad Universitaria.

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sábado, 22 de diciembre de 2007

Alfonso XIII

ALFONSO XIII

A Alfonso XII le sucedió en el trono su hijo póstumo Alfonso XIII, que vino al mundo después de fallecido ya su padre, pero como este era un recién nacido se hizo cargo de la Regencia su viuda María Cristina, que se consagró a la vida y educación del infante. El Gobierno de María Cristina fue modelo de previsión y sabiduría, pues procuró de todos los modos afianzar a su hijo en el trono. Durante la Regencia estallaron nuevas Guerras en las que España y con ellas Madrid, se vio implicada (Guerra de Cuba y Guerra de Filipinas), el fin de estas guerras fue desastroso pues nuestras escuadras fueron destruidas por las norteamericanas y España se vio obligada a pedir la Paz.

Una vez cumplida la mayoría de edad, Alfonso XII se hizo cargo de la gobernación del Estado y cuatro años más tarde contrajo matrimonio con la princesa Victoria Eugenia, perteneciente a la familia real de Inglaterra. Durante su reinado se produjo la Semana Sangrienta en la zona de Cataluña, una protesta contra el embarque de soldados para una nueva campaña, la campaña de Rif, que motivo la destrucción de numerosos edificios civiles y religiosos además de numerosas victimas de nuevo entre el clero y las órdenes religiosas.


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Reinado de Alfonso XII (1874 - 1885)

REINADO DE ALFONSO XII (1874 – 1885)

- Laraliri laraliri laraliri liriri, laraliri, laraliri laraliri liriri…. – sonaba un tarareo.

- ¡Qué contenta estás mamá! – dije riendo.

- Jeje, es una canción de mi infancia, la cantábamos en coro las niñas en el patio de la escuela, lo que ocurre es que es muy larga y algunas estrofas no me acuerdo de ellas, pero es una canción muy conocida en Madrid, que habla de la muerte de una de sus Reinas, breve reinado tuvo la pobre – me dijo mi Madre.

- ¿De quien se trata? – la pregunté.

- De la Reina Mercedes, mujer de Alfonso XII, poco pudo disfrutar su matrimonio, duró apenas unos meses – contestó.

- ¿Me lo cuentas?.

- Claro hija, aunque no sé si me acordaré de todo ello, pues yo no había nacido en aquella época y lo que estudié fue hace muchos años, pero allá vamos.

- Bien, tomaré nota, e intentaré buscarte la canción que tarareabas por si tienes nostalgia de ella que puedes leerla entera.

El General Martínez Campos proclamó Rey de España, en los campos de Sagunto, a Alfonso de Borbón, en quien su madre Isabel había abdicado sus derechos a la corona, convirtiéndose en Alfonso XII. Este General se hallaba de acuerdo con valiosos personajes militares y civiles, ni siquiera el Duque de la Torre, por aquel entonces actual presidente del Poder Ejecutivo de la República, hizo la menor resistencia a la proclamación, el mismo ejemplo que siguió el Capitán General de Madrid y el ejército que peleaba en el Norte contra los carlistas. Alfonso XII hizo su entrada en Madrid el día 14 de Enero de 1875, tres años más tarde se celebró su matrimonio con su prima María de Las Mercedes de la cual enviudó a los cinco meses de donde salió la tan famosa canción que dice:


¿Dónde vas, Alfonso XII,
dónde vas triste de ti?
Voy en busca de Mercedes
que hace tiempo no la vi.

Ya Mercedes está muerta,
muerta está, que yo la vi,
cuatro duques la llevaban
por las calles de Madrid.

Su carita era de cera
y sus manos, de marfil,
y el velo que la cubría,
de color carmesí.

Sandalias bordadas de oro
llevaba en sus lindos pies,
que se las bordó la infanta,
la infanta doña Isabel.

El manto que la envolvía
era rico terciopelo
y en letras de oro decía:
"Ha muerto cara de cielo"

Los caballos de Palacio
ya no quieren pasear,
porque se ha muerto Mercedes
y luto quieren llevar.

Los faroles de las calles
con gasas negras están,
porque se ha muerto Mercedes
y luto quieren llevar

Ya murió la flor de Mayo,
ya murió la flor de Abril,
ya murió la blanca rosa,
rosa de todo Madrid
.

Se casó de nuevo en segundas nupcias con María Cristina de Hapsburgo, archiduquesa de Austria. Alfonso padecía una maligna enfermedad que empeoró y acabó con la vida del desgraciado monarca a los 28 años de edad, falleció en El Pardo dejando dos hijas de su segundo matrimonio.


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La República (1872 - 8174)

LA REPÚBLICA (1872 – 1874)

Leído el mensaje de Amadeo en La Asamblea Nacional, las Cortes admitieron la dimisión y proclamaron La República cuyo primer presidente fue Estanislao Figueras, quien, abrumado por los motines, turbulencias y luchas de todo género, al cabo de poco tiempo dejó el poder y se fue al extranjero pasando la presidencia a Francisco Pi y Margall, quien tampoco se pudo mantener en la Presidencia y presentó la renuncia del cargo antes de un mes de haber tomado posesión. Al cesar el anterior presidente en el cargo fue elegido Nicolás Salmerón y Alonso, quién también presentó la dimisión por negarse a firmar algunas sentencias de muerte, ordenadas por los Tribunales de Justicia. El cuarto y último presidente en este baile de Gobiernos y cargos fue Emilio Castelar que dio pruebas de gran patriotismo pero que tuvo una ruda oposición por parte de las diferentes fracciones del partido republicano, rendido éste por tantas contrariedades firmó e hizo que se diese lectura al documento siguiente “El Presidente del Poder Ejecutivo presenta respetuosamente a las Cortes la dimisión de su cargo”.

El General Pavía, Capitán General de Madrid, rodeó el Congreso de tropas de infantería y artillería, pidió al Presidente que evacuaran la Cámara, fuerza armada penetró en el Parlamento y disparó al aire, los diputados se dispersaron y así acabo la República. Al día siguiente el general Pavía reunió a los personajes políticos de los diferentes partidos, y constituyó un gobierno llamado Poder Ejecutivo de la República, presidido por el general Serrano.


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sábado, 15 de diciembre de 2007

Sucesiones en el Trono

SUCESIONES EN EL TRONO

- ¿Qué lees tan ensimismada?- me hablaron.

- Ah, hola, no te he oído llegar, Historia, me estoy culturizando un poco – respondí.

- Vaya, te gusta la Historia entonces, eso es bueno que quieras aprender y conocer nuestro pasado.

- La verdad es que nunca me ha gustado quizás sería porque antes me obligaban a memorizarla para examinarme en el colegio y ahora que no tengo detrás de mí a nadie y mi profesor de Historia del Arte, con sus explicaciones, ha hecho que me quiera adentrar más en aquellos siglos, no sólo quiero ver un bonito edificio o monumento, quiero conocer también los contextos históricos de la época en que se erigió – repliqué.

- Bueno ya sabes el dicho “El Saber nunca ocupa lugar”, todo lo que leas, veas, oigas… siempre es cultura y hace que uno se enriquezca – dijo Miguel.

Miguel fue, porque ya no se encuentra entre nosotros, un profesor, nunca supe de que asignatura ya que nunca me lo quiso desvelar, que yo conocí en mi lugar de veraneo de forma casual, era un vecino de allí con el que nunca había intercambiado palabras hasta que un día, me senté próxima a él y aunque mis padres ya le conocían, empezó mi amistad y toda una serie de conversaciones en las que cada día aprendía algo nuevo, siempre tenía un relato que narrarme o algo nuevo que contarme, incluso ahora, en que me empezó a hablar de lo siguiente.

A la muerte de Fernando VII el trono pasó a las manos de su hija Isabel II, con apenas tres años de edad, bajo la regencia de su madre María Cristina, pero su tío el infante D. Carlos disconforme con la derogación que realizó Fernando VII de la Ley Sálica que en su día impuso Felipe V (la cual excluía de la corona a las mujeres) no reconoció a su sobrina por Reina y estalló la Guerra de Los Siete Años o conocida también como Guerra Carlista (1833 - 1840), esto produjo numerosas matanzas y extinciones de comunidades religiosas ya que mientras la Guerra Civil tomaba incremento, se presentó en Madrid, por vez primera, el cólera morbo, que hizo numerosos estragos y como se lanzara la noticia calumniosa de que los frailes habían envenenado las aguas, el populacho asaltó los conventos y asesinó a cuantos halló en ellos. Alarmados los católicos al ver en peligro la vida de los ministros de la Iglesia, se inclinaron en gran parte a favor del Carlismo, imprimiendo a la guerra un carácter religioso que la hizo más empeñada y duradera.

Después de varios años de lucha encarnizada Maroto, en nombre de D. Carlos y Espartero representando a las fuerzas de la Reina, celebraron el convenio de Vergara, abrazándose ambos generales y las tropas de uno y otro bando, tras este acontecimiento las hostilidades continuaron algunos meses pero pronto se impuso la paz quedando Isabel en el trono.

Años más tarde el hijo de D. Carlos, Carlos Luís de Borbón (Carlos VI), reanudó las hostilidades bajo la misma bandera de la primera Guerra Carlista, desarrollándose hechos militares durante los años 1846 – 1849 fecha en que finalizó la nueva disputa gracias a la intervención de Cabrera.

Durante el reinado de Isabel (1833- 1868) se sucedieron numerosos conflictos (Guerra de África, Guerra del Pacifico, Revolución de Septiembre y Batalla de Alcolea) incluso una insurrección en Madrid promovida por el general Prim que ensangrentó sus calles. Una vez destronada esta abdicó el trono de España en su hijo el Príncipe Alfonso pero las Cortes Constitucionales de 1868 habían proclamado rey a Amadeo de Saboya con el nombre de Amadeo I. Amadeo comprendió pronto que le sería imposible afianzar en su cabeza la corona de España pues eran numerosas las personas que se agitaban contra él a favor del Príncipe Alfonso, llegándose a producir la Tercera Guerra Carlista (1872 – 1876). Los Reyes, Amadeo y su esposa María Victoria, se dirigían a Palacio por la calle del Arenal, cuando fueron objeto de un atentando quienes milagrosamente salieron ilesos. Viendo Amadeo que no portaba la corona con el beneplácito de los españoles y creyéndose impotente para hacer de España la nación próspera y feliz que él deseaba, envió un mensaje a Las Cortes abdicando el trono de la nación para él y la totalidad de su familia partiendo al día siguiente para Lisboa, donde embarcó hacia Italia.


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De Provincia a Comunidad Autónoma

DE PROVINCIA A COMUNIDAD AUTONOMA

El territorio de la Comunidad de Madrid alcanzó sus límites territoriales actuales en 1833 con la división de España en provincias, una de las cuales fue la de Madrid. En esta división, la provincia fue adscrita a la región de Castilla la Nueva, la cual, como el resto de regiones, constituía apenas una clasificación, al carecer de cualquier órgano o institución administrativa. Junto con la de Madrid, fueron adscritas a Castilla la Nueva las provincias de Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo. Las provincias han conservado prácticamente iguales sus límites hasta la actualidad.

Durante el proceso preautonómico de finales de los años setenta, en la antigua región de Castilla la Nueva reapareció el temor a que las especiales condiciones económicas y demográficas de Madrid fueran un factor de desequilibrio, por lo que finalmente, la provincia de Madrid se configuró como comunidad autónoma uniprovincial. Fue la última comunidad en constituirse.

Por su parte, las provincias de Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara y Toledo (que pertenecían a Castilla la Nueva), junto con la de Albacete (que estaba integrada en la región de Murcia), constituyeron la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.

El Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid fue aprobado el 1 de marzo de 1983. La provincia de Madrid se conformó como comunidad autónoma bajo la Ley Orgánica 3/1983, del 25 de febrero (BOE 1-3-83) y con la denominación de "Comunidad de Madrid".

Desde su nacimiento han sido elegidos tres presidentes autonómicos: Joaquín Leguina (1983–1995), del PSOE; Alberto Ruiz-Gallardón (1995–2003); y Esperanza Aguirre (2003 hasta la fecha), estos dos últimos del PP.


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El Siglo XIX en Madrid

EL SIGLO XIX EN MADRID

A lo largo de todo el siglo XIX y comienzos del actual período en que han tenido lugar tantas incidencias políticas, Madrid ha visto desarrollarse en su seno casi todas ellas, propagadas después al ámbito nacional; diversas revoluciones ruidosas, reacciones e incluso más de una terrible guerra civil. Pero al mismo tiempo se producía en la capital, más rápidamente que en el resto del país, una notable transformación de la estructura de la sociedad, cuya más destacada característica fue la aparición de la denominada “clase media”.

El cambio cultural y de costumbres que inicia el Romanticismo se vio pronto acompañado por otro muy intenso de la estructura económica. Aunque España, por lo agitado y tumultuoso de su siglo XIX, llega tarde a la Revolución Industrial, Madrid no deja de ejercer una consistente actividad en el fomento de todas las empresas nacionales. Esto se debe a la centralización administrativa, a veces incluso excesiva y absorbente, al aumento demográfico, que acumula en ella gran parte de las energías del país y a la selección de las minorías más capaces, que, naturalmente, residen en la capital. Finalmente, habiendo participado tanto en la trágica contienda de los años 1936 – 1939, se ha convertido en el centro visible de las relaciones internacionales y se ha mostrado capaz de adquirir rango mundial por sus atractivos, simpatía, carácter hospitalario y acusada personalidad, pues Madrid acoge a todo aquel viajero que pasa por ella, incluso son los propios llegados a la ciudad que una vez que la visitan se enamoran de ella y no quieren abandonarla.


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sábado, 8 de diciembre de 2007

El Ensanche y la Era Industrial

EL ENSANCHE Y LA ERA INDUSTRIAL

A Carlos III le sucedió en el trono su hijo Carlos IV. Durante el reinado de este puede decirse que vino a coincidir con el final del antiguo régimen a consecuencia de la revolución que se desarrollaba en Francia y por la inclinación de algunos sectores de la Sociedad Nacional, especialmente de la madrileña, a normas políticas nuevas. El Rey se inhibió del Gobierno y lo entregó, como en los peores tiempos de Los Austria, a su valido, Godoy, que a su vez sucumbió a la astucia de Napoleón. El levantamiento de marzo de 1808 en Aranjuez, de inmediata repercusión en la capital, y el heroico alzamiento del pueblo de Madrid en contra de las tropas francesas el 2 de mayo de 1808 marcan el principio de la Guerra de la Independencia y de la Edad Contemporánea en España. El rey José Bonaparte realiza reformas en la capital, siendo frecuentes las órdenes de derribar edificios para hacer plazas, por las que adquiere el mote de Pepe Plazuelas y El Rey Intruso. Pese a su gestión urbanística, el devenir de la guerra le fuerza a huir de Madrid. En vista de tantas derrotas, Napoleón firma un tratado reconociendo a Fernando VII como Rey de España. La liberación de la ciudad se salda con la destrucción de valiosos recintos, como el Palacio del Buen Retiro.

La desamortización supuso un cambio drástico en el sistema de propiedad inmobiliaria, además de concentrar una gran colección de arte que aumentará los fondos de instituciones culturales importantísimas: el Museo del Prado (creado durante el reinado de Fernando VII en el edificio previsto para Gabinete de Ciencias) y la Biblioteca Nacional. También supone la creación en Madrid de la Universidad Central, que conservará el nombre de Complutense ya que proviene del traslado físico y jurídico del claustro y alumnos de la renombrada Universidad de Alcalá a la cercana capital.

Durante el siglo XIX, la población de la ciudad sigue creciendo. La percepción de los cambios que harán desaparecer la ciudad preindustrial estimula la aparición de una literatura "madrileñista", como la de Ramón de Mesonero Romanos. La información estadística y de todo tipo recopilada por Pascual Madoz en su Diccionario Geográfico-Estadístico para toda España fue especialmente exhaustiva para Madrid, cuyo artículo tiene un encabezamiento muy significativo: "Madrid: audiencia, provincia, intendencia, vicaria, partido y villa”.

En 1860 se derriba por fin la cerca de Felipe IV y la ciudad puede crecer, en principio de una forma ordenada, gracias al plan Castro y la realización de los ensanches. Será la oportunidad de fabulosos negocios, que enriquecieron al José de Salamanca y Mayol, Marqués de Salamanca, quien dio nombre al nuevo barrio creado al este de lo que pasará a ser el eje central de la ciudad (el Paseo de la Castellana, prolongación del Paseo del Prado). Se establece un moderno sistema de abastecimiento de aguas (el Canal de Isabel II) y se establece la comunicación por ferrocarril que convertirá a Madrid en el centro de la red radial de comunicaciones, lo que también deja su huella en la trama urbana (Estación de Atocha y Estación de Príncipe Pío).


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Nueva Dinastía

NUEVA DINASTÍA

El cambio de dinastía traerá beneficiosas consecuencias a la ciudad. Ésta había devenido en una población oscura, de calles angostas, masificada, sin sistemas de alcantarillado y definitivamente pestilente. Los Borbones se plantean la necesidad de equiparar Madrid a otras capitales europeas. El incendio del Alcázar Real en 1734 (suceso desgraciado que causa la desaparición de una tercera parte de la colección real de pinturas) es la excusa para construir el Palacio Real al estilo de Versalles. Las obras durarían hasta 1755 y no sería ocupado hasta el reinado de Carlos III. Puentes, hospitales, parques, fuentes, edificios para el uso científico, ordenanzas de alcantarillado y otras actuaciones son promovidas por el monarca, que recibe el título popular de "mejor alcalde de Madrid", con la colaboración de arquitectos y urbanistas excepcionales: Francesco Sabatini, Ventura Rodríguez, Juan de Villanueva entre otros. El proyecto del Salón del Prado, en las afueras de la ciudad, entre el conjunto del Buen Retiro y la cerca, es probablemente el más importante y el que ha dejado una herencia más importante a la ciudad: los paseos del Prado y Recoletos, las fuentes de Neptuno, Cibeles y Apolo, el Real Jardín Botánico, el Observatorio Astronómico o el Gabinete de Historia Natural que más tarde se convertiría en el Museo del Prado. Sin embargo, no siempre la relación de el "rey alcalde" con sus súbditos-vecinos fue buena: varias medidas de su programa de modernización fueron contestadas de manera violenta durante el motín de Esquilache de 1766 aunque en el cual, confluyeron además causas más complejas.

A lo largo del siglo XVIII, la Villa de Madrid se transformó con grandes obras urbanísticas, al compás de las corrientes ilustradas. Destaca la labor de Carlos III, que dotó a la ciudad de algunos de sus más bellos edificios y monumentos, al tiempo que promovió la creación de instituciones sociales, económicas y culturales, que aún perviven. La estupenda transformación de la localidad que llevó a cabo este monarca (no sin una grave conmoción popular en los comienzos de su actuación) pudo basarse en la ya larga paz interior establecida por sus antecesores, en los recursos acumulados por los mismos y en la magnífica gestión administrativa propia.

La Villa de Madrid cerró el siglo XVIII con 156.672 habitantes (antes de la capitalidad, se estimaba una población en torno a los 15.000 vecinos), según el censo realizado en 1787, el primero, con carácter oficial, que se realizó en la ciudad.


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lunes, 3 de diciembre de 2007

Ilustración y Neoclasicismo


ILUSTRACIÓN Y NEOCLASICISMO

Me sentía como en las películas, cuando vemos a un niño que se va a dormir y alguien le lee un cuento para que concilie el sueño, al fin y al cabo yo estaba contando un cuento pero en versión real puesto que todo esto no eran fantasías plasmadas en papel, era la pura vida, hechos reales ocurridos a personas reales, aunque en algunas ocasiones y así lo ha sido en ciertos tramos de la Historia, han inspirado filmes de este género, son numerosas las versiones que se han hecho y las que no dudo que se harán en el futuro con los sucesos que seguirán pasando en épocas recientes.

Mi público, así tengo la osadía de decirlo, cada vez era más numeroso y me hacían avanzar más y más en mis investigaciones y documentación, pues se iba corriendo la voz y todos, a la vez que ayudaban, sugerían y preguntaban por determinados años, de los cuales yo sabía algo pero no todo lo que querían conocer y eso a veces me conducía a tener que ir a buscar documentos antiguos o incluso preguntar a mis mayores, si habían vivido en aquellos años para que me relataran sus experiencias, en esta ocasión no podía informarme por familiares pues mi antecesores de aquel siglo ya no se encontraban entre nosotros, así que recurrí a la lectura.

En el siglo XVIII tampoco se corrigió la desarticulación administrativa de las tierras madrileñas, a pesar de algunos intentos. Bajo la Dinastía de Los Borbones, que impuso una administración más ordenada y eficaz, logró Madrid una serie de importantes mejoras en casi todos los aspectos. Desarrolladas gradualmente en los reinados de Felipe V y Fernando VI, se acentuaron en el inmediato siguiente de Carlos III. En la época de Felipe V, se creó, a escala nacional, la figura de las Intendencias, con poder político-administrativo. Sin embargo, la Intendencia de Madrid no resolvió el problema de raíz y la actual provincia continuó fragmentada en varios dominios, si bien se racionalizaron los procesos a la hora de ejecutar proyectos centralizados.

A Guadalajara le correspondían los partidos de Colmenar Viejo y Buitrago de Lozoya, así como el señorío del Real de Manzanares, coincidente en gran parte con la actual comarca de la Sierra de Guadarrama. Segovia extendía sus dominios al Norte y Oeste de la actual provincia madrileña, mientras que Toledo ocupaba el Este, con Alcalá de Henares y Chinchón como núcleos destacados. De Madrid dependían Casarrubios, en la actual provincia de Toledo, y Zorita de los Canes, en la de Guadalajara.

Esta dispersión territorial afectaba a procesos tan básicos como el abastecimiento de Madrid, que había disparado su población hasta convertirse en la ciudad más habitada de la monarquía. El efecto fue drástico: mientras que la Villa de Madrid absorbía un mayor volumen de renta procedente de todo el país, su territorio colindante —en manos de casas nobiliarias y del poder eclesiástico o bajo el influjo real— tendía a empobrecerse, sin posibilidad alguna de desarrollarse un tejido socio-económico acorde con las necesidades de la capitalidad.

Otro de los problemas que la capitalidad puso en evidencia fue la ausencia de infraestructuras. El entramado de caminos de la Submeseta Sur tenía su centro en Toledo y hubo que articular una red para garantizar el abastecimiento de la ciudad. Del siglo XVIII data la estructura radial de las comunicaciones españolas, que tiene su punto neurálgico en la ciudad de Madrid.


(Documentación extraída de: http://es.wikipedia.org/wiki/Portada, Gran Enciclopedia Universal, Enciclopedia de Grado Medio de los años 40 y Breve Historia de Madrid. Si se vulnera alguna normativa existente en las Leyes Españolas actuales, diriganse al autor del blog vía email para retirar los contenidos que violen dicha Ley.)

El Siglo de Oro de Madrid


EL SIGLO DE ORO DE MADRID

Con el establecimiento de la corte en Madrid, su población empieza a crecer de forma significativa. A la burocracia real, a los miembros de la corte y todas las personas necesarias para su sustento, se unen desheredados y buscavidas de todo el imperio. En 1625, Felipe IV derriba la muralla de la ciudad, ya sobrepasada y edifica la que será la última cerca de Madrid. Esta cerca sostendrá el crecimiento de la ciudad hasta el siglo XIX. Las tareas de gobierno se centralizan en el Alcázar Real, conjunto de edificaciones situadas en los terrenos que más adelante ocuparán el Palacio Real y la Plaza de Oriente. Paralelamente, se construye un palacio en el otro extremo de la ciudad, más allá de la cerca. Se trata del Palacio del Buen Retiro, del que se conservan sus jardines y la Sala del Trono, conocida como el Casón del Buen Retiro y utilizada por el Museo del Prado.

El reinado de Felipe IV coincide con la época más brillante de Madrid. Fue centro del glorioso florecimiento literario y artístico que ha merecido ser considerado el Siglo de Oro de nuestra cultura. Pero entre festejos y solemnidades, nunca tan deslumbrantes y frecuentes, llegaron los amargos días de la decadencia, que tiñeron de melancolía los tristes años del reinado de Carlos II. Al fallecer Carlos II, en virtud del testamento que otorgó, la corona de España pasó a la casa de Borbón, francesa, cuyo primer Rey fue el Duque de Anjou, proclamado con el nombre de Felipe V. En ese tiempo, al cabo de dos siglos, volvió a ser Madrid escenario de desórdenes que ponían de manifiesto los graves desaciertos del Gobierno, y poco después, a principios del siglo XVIII, se vio envuelta en las incidencias de la Guerra de Sucesión.

Esta Guerra tuvo sus inicios por la disputa de la corona entre Felipe V y el Archiduque Carlos de Austria, quien estando apoyado por Alemania, Inglaterra y otras naciones, dieron lugar a esta lucha que duró trece años y tomó el nombre de Guerra de Sucesión. Fue entonces cuando los ingleses desembarcaron en nuestras costas y se apoderaron por sorpresa del Peñón de Gibraltar, que aún hoy en nuestros días no nos ha sido devuelto.

Las tropas del Archiduque llegaron a apoderarse de Madrid pero fueron derrotadas en las Batallas de Almansa y Villaviciosa. Cuando el Archiduque Carlos heredó la corona de Alemania cesó la guerra firmándose el Tratado de Utrecht, por el cual Felipe V fue reconocido como Rey de España, aunque tuvo que renunciar a sus derechos a la corona de Francia.

- Ya era hora que viniera alguien y pusiera un poco de orden en toda esta maraña, pero si luego viene otro y desbarata todo lo que ha conseguido el anterior, pues ¡apaga y vámonos! – era la voz de mi abuela, una mujer mayor que había sufrido y se había visto afectada por épocas de la Historia de Madrid, que más adelante sería participe sin ella saberlo con sus narraciones de algunos de los capítulos que contaré, nos estaba escuchando, ella no había tenido ocasión de estudiar mucho en sus años mozos y al igual que mi sobrino le llamaba la atención tanto descontrol en el mando.


(Documentación extraída de: http://es.wikipedia.org/wiki/Portada, Gran Enciclopedia Universal, Enciclopedia de Grado Medio de los años 40 y Breve Historia de Madrid. Si se vulnera alguna normativa existente en las Leyes Españolas actuales, diriganse al autor del blog vía email para retirar los contenidos que violen dicha Ley.)

lunes, 26 de noviembre de 2007

Evolución de la Ciudad


EVOLUCIÓN DE LA CIUDAD

- Pero entonces ¿se produjeron conflictos por estar sentado en el trono de España y en concreto de Madrid? – me preguntó mientras me escuchaba atento.

- En España y como consecuencia en Madrid, al estar establecida aquí la Corte, hubo a lo largo de cada sucesión del trono, desavenencias ya fueran por el deseo de unos o de otros por poseer el poder de toda España o por las malas gestiones de los Reyes y sus consejeros existentes en ese momento ya que el cargo que tenían se les hacía demasiado grande – le aclaré.

- Es que es difícil el que todos nos pongamos de acuerdo, si ni siquiera en una Comunidad de Vecinos cuando existe un Presidente durante un año todos los habitantes de la casa están contentos, pienso que en el Gobierno de todo un País es más complicado, si cabe – dedujo él.

- Jajaja, tienes razón si siendo unos pocos no estamos en consenso nunca ¡imagínate tantos! – dije.

- Continua, tía, continua.

Afectárosla también las luchas de bandos y las guerras civiles que asolaban Castilla. Juan I, en un gesto magnánimo, llegó a ceder el señorío de Madrid al desdichado rey León V de Armenia, destronado en su país, si bien a su muerte y ya en tiempo de Enrique III, retornó la villa a la Corona castellana. Este último monarca residió bastante en ella, donde precisamente había sido proclamado. Siguieron aún más tal costumbre Juan II y Enrique IV, fundador éste, en el camino de El Pardo (en paraje distinto del que luego llego a ocupar), del famoso monasterio de San Jerónimo. En las tremendas discordias de su infeliz reinado gozó de la fidelidad de Madrid, donde concluirían sus días. Esta población defendiendo después sus derechos ofreció resistencia a las huestes de los Reyes Católicos, quienes, no obstante, le demostraron luego mucha afición, sobre todo doña Isabel. En tiempos de estos monarcas, en aquella época de unidad nacional, del fin de la Reconquista y del descubrimiento de América, prestaron notables servicios al país varios representantas de ilustres familias madrileñas (las de los Ramírez y los Vargas), entre otras), que emparentaron pronto con otros linajes principales del reino.

En la Guerra de las Comunidades, la cual se produjo por haber otorgado el Rey los principales cargos de la gobernación del país a gente flamenca, Madrid se une a la sublevación contra Carlos I (1520) pero tras la derrota de los comuneros en Villalar, iniciada por Padilla, Bravo, Maldonado y el cura Merino entre otros, la villa es asediada y ocupada por las tropas reales. A pesar de todo ello, el sucesor de Carlos I, su hijo, Felipe II decide instalar la corte en Madrid en 1561 y no mudarla ya en el largo resto de su reinado.

Con la construcción de El Escorial y las grandes obras llevadas a cabo en los Sitios Reales, se estableció una de las bases primordiales para que en adelante ninguna otra ciudad pudiera arrebatarle la capitalidad.

Este hecho sería decisivo para la evolución de la ciudad y haría que los avatares del país y la monarquía, en mayor o menor medida, influyeran en el destino de la ciudad. Salvo un breve periodo entre 1601 y 1606 en que la corte se traslada a Valladolid por Felipe III, la Corte y el Gobierno de España se asentaron definitivamente en la villa del Manzanares desde entonces. Una famosa expresión indicaba esa identidad: "sólo Madrid es corte", lo que también se entendía al revés: "Madrid es sólo corte".


(Documentación extraída de: http://es.wikipedia.org/wiki/Portada, Gran Enciclopedia Universal y Breve Historia de Madrid. Si se vulnera alguna normativa existente en las Leyes Españolas actuales, diriganse al autor del blog vía email para retirar los contenidos que violen dicha Ley.)

La Monarquía Castellana

LA MONARQUÍA CASTELLANA

- Tía he estado siguiéndote en todo lo que has escrito hasta ahora y tengo una duda al respecto, ¿me la podrías aclarar? – esta vez era mi sobrino, al cual había contado que estaba escribiendo sobre la Historia de Madrid al igual que al resto de la Familia, quien me preguntaba.

- Por supuesto, a ver ¿Qué quieres saber?.

- Pues tengo que hacer un trabajo sobre la Monarquía para el Colegio y ya que estas escribiendo sobre ello, ¿desde cuando hay Reyes en España? – me contestó.

- Uy, cariño, desde siempre, en todas las épocas, ya desde los visigodos, godos, alanos, vándalos, mulsumanes, castellanos, etc... En todas las dominaciones que ha tenido España ha existido un monarca excepto en épocas más recientes a nosotros como Las Repúblicas o Dictaduras que normalmente no era un monarca quien llevaba el mando del País. – le expliqué.

- Aja, vaya, entonces siempre ha existido la Monarquía, bueno como supongo que hablarás de ella te tomaré como referencia para realizar mi trabajo para la asignatura de Historia – dijo.

- Siempre, siempre, no, pero ya lo irás viendo. Es para mi un halago que tomes mis notas para el desarrollo de tu tarea, espero no darte datos erróneos y que el profesor te ponga buena nota, así pues comenzaré a contarte a partir de la monarquía castellana, pues el resto ya lo leíste por ti mismo.

- Perfecto, soy todos oídos.

La monarquía castellana empezó a mostrar una especial predilección por el centro peninsular, atraída por sus abundantes bosques y cotos de caza. El Pardo era un lugar muy frecuentado por los reyes, desde tiempos de Enrique III (siglo XIV). Asimismo, los Reyes Católicos impulsaron la construcción del Palacio Real de Aranjuez. En el siglo XVI, San Lorenzo de El Escorial se sumó a la lista de Reales Sitios de la actual provincia.

La propia Villa de Madrid, que formaba parte del grupo de dieciocho ciudades con derecho a voto en las Cortes de Castilla, acogió en numerosas ocasiones las Cortes del Reino. Al mismo tiempo, sirvió de residencia a varios monarcas, entre ellos el emperador Carlos I (primer Rey de La Casa de Los Austria, conocido como Carlos I de España y V de Alemania), que reformó y amplió su Alcázar.

A la creciente influencia socio-política de la región, se le añadió, en el siglo XVI, el foco cultural de la Universidad de Alcalá de Henares, que abrió sus puertas en 1508, a instancias del Cardenal Cisneros.

En 1561, el rey Felipe II situó la capital de su imperio en Madrid, en lo que puede considerarse el segundo embrión —y tal vez más decisivo— para la configuración posterior de la provincia madrileña.

Con la capitalidad, se impuso un marco de subordinación económica a las tierras colindantes con la Villa de Madrid, que incluso iba más allá de los actuales límites de la Comunidad de Madrid. También se promovió una extensión competencial de la Sala de Alcaldes de Casa y Corte (de cinco a diez leguas en su entorno), en un intento por articular una región alrededor de la capital.


Pero aún se estaba muy lejos de una auténtica realidad administrativa, sobre todo teniendo en cuenta que el Estado del Antiguo Régimen convivía con la existencia de numerosas jurisdicciones señoriales, tanto laicas como eclesiásticas. Entre las primeras, se encontraban señoríos de gran extensión, como el Real de Manzanares —en manos de los Mendoza— y otros de pequeñas dimensiones, como el señorío de Valverde de Alcalá. Entre las segundas, había jurisdicciones monásticas (como la Cartuja de El Paular), del clero secular (como las extensas posesiones del Arzobispado de Toledo) y de órdenes militares (caso de la Encomienda Mayor de Castilla de la Orden de Santiago, que ocupaba Valdaracete, Villarejo de Salvanés y Fuentidueña de Tajo).

A pesar del apoyo madrileño a Pedro I, posteriormente los soberanos de la casa de Trastámara residirían con frecuencia en la villa debido a la abundancia y calidad de sus cotos de caza, a la que eran muy aficionados. Antes incluso, ya el libro de Montería de Alfonso XI anotaba: "Madrid, un buen lugar de puerco y oso", y posiblemente de esa característica derivaba el escudo que las huestes madrileñas llevaron a la batalla de las Navas de Tolosa.

Posteriormente, un prolongado pleito entre el Ayuntamiento y la Iglesia, acabó con un acuerdo de reparto de pastos para ésta y pies de árbol para aquél, con lo que un árbol fue incorporado al escudo junto al oso u osa y las siete estrellas de la constelación homónima. La identificación del árbol con el madroño es más oscura, más allá de la homofonía con el nombre de la ciudad. Es habitual llamar a Madrid la ciudad del oso y el madroño.


(Documentación extraída de: http://es.wikipedia.org/wiki/Portada, Gran Enciclopedia Universal y Breve Historia de Madrid. Si se vulnera alguna normativa existente en las Leyes Españolas actuales, diriganse al autor del blog vía email para retirar los contenidos que violen dicha Ley.)