martes, 13 de noviembre de 2007

La Virgen de La Almudena: 1ª Leyenda

LA VIRGEN DE LA ALMUDENA: 1ª LEYENDA

No fue sino en el 1085, tres siglos después de que la Virgen fuese escondida, que llegó el añorado día de la liberación de "Magerit". Don Alfonso VI de Castilla, llamado "El Bravo", reconquistó Toledo, y poco tiempo después el estandarte de Cruz hondeaba sobre las torres de Madrid.

Existen varios relatos sobre la reaparición de la Virgen. Uno de ellos nos cuenta que:

Don Alfonso en seguida de hacerse con el dominio de la ciudad, dispuso la purificación del antiguo templo dedicado a la Virgen María que los infieles habían profanado al convertirlo en mezquita. Sabedor de que se había ocultado la imagen de la Virgen para protegerla, mandó realizar pesquisas para averiguar el sitio donde se encontraba. Pero ya no quedaba nadie que supiese su paradero para que pudiera deshacer la nube que se cernía sobre ella y que esta saliera a la luz de nuevo y ser venerada por sus devotos.

Ordenó entonces Don Alfonso que se hicieran rezos por espacio de nueve días para que el Cielo les concediese el tesoro que se hallaba oculto; para que la misma Virgen María los iluminase y encaminase sus pasos hacia el lugar donde se encontrara su sagrada imagen.

El día 9 de noviembre de 1085, último día del novenario, se organizó una multitudinaria procesión, después de la misa celebrada en el templo de Santa María, que recorrió todos los lugares donde se creyó que pudiera esconderse la imagen de la Señora.

Cuentan las crónicas de aquella época que en esta procesión iban, además de don Alfonso VI de Castilla, otros grandes personajes de la historia como son: el rey don Sancho de Aragón y de Navarra, el infante don Fernando y el famoso Cid Campeador, don Rodrigo Díaz de Vivar.

Al llegar la comitiva al sitio denominado hoy Cuesta de la Vega, y al pasar por delante de un trozo de la vieja muralla que por dicha parte de la villa se levantaba, se produjo el tan esperado milagro, la Virgen había oído sus suplicas. Ante el asombro de todos los presentes, se derrumbó por sí mismo el trozo de muralla donde estaba la hornacina en la que ocultaron la sagrada imagen de María, apareciendo ésta, a la vista de los fieles, en la misma forma en que fue colocada, incluso con las dos velas encendidas que, para alumbrarla, habían puesto aquellos fervorosos cristianos, un día del año 712. Habían transcurrido trescientos setenta y tres años desde que un humilde herrero del pueblo la ocultó.


Ante el milagro, cayeron todos de rodillas, en exclamaciones de júbilo, y no quedó una persona en la villa que no pasase por aquel lugar para venerar con respeto filial a la Santísima Virgen María, que, de modo tan ostentoso había demostrado su amor a los madrileños. Al otro día fue trasladada la milagrosa imagen con gran alegría a su primitiva mansión, en cuyo camarín fue colocada con el título de la Virgen de la Almudena, por haber estado oculta en el lugar llamado por los moros "Almudín", o depósito del trigo.


Desde entonces la Virgen de la Almudena es considerada Patrona de Madrid.

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