miércoles, 21 de noviembre de 2007

Milagros del Santo (2ª Parte)

MILAGROS DEL SANTO (2ª Parte)

También es conocida "la olla de San Isidro". Se cuenta que cada año nuestro amigo organizaba una gran comida popular donde eran invitados los más pobres y marginados de Madrid. Sin embargo, en una ocasión el número de presentes superó lo previsto y la comida que habían preparado no llegaba ni a la mitad de los convocados. Isidro metió el puchero en la olla y la comida se multiplicó "milagrosamente", hubo para todos y más.

Así mismo, hay un relato que nos dice que en un año de sequía y temiendo por la rentabilidad de la hacienda de su patrón, Isidro con un golpe de su arada hizo salir un chorro de agua del campo (el milagro de la Fuente de San Isidro). Salió tanta agua de allí que pudo abastecer toda la ciudad de Madrid. Fijaros que en estas dos narraciones hay una semejanza en dos textos de la Biblia; la primera es una analogía del milagro de los panes y los peces de Jesús y la segunda de Moisés, que en el éxodo de Egipto hacia la Tierra prometida, golpeó una piedra con su bastón y salió de ella agua para saciar la sed de su pueblo.

Durante toda su vida de labrador tuvo un gran aprecio con los animales. En ningún momento maltrató a los bueyes y a los otros animales de trabajo de la hacienda, todo al contrario. Existe una leyenda que explica que un día de invierno y mientras se dirigía al molino con un saco de grano sintió compasión de los pájaros que en la nieve ya no encontraban alimento y que estaban a punto de morir. Isidro limpió un pedazo de tierra apartando la nieve y vació allí la mitad del saco. Al llegar al molino resultó que el saco estaba tan lleno de grano como antes.

Entre la multitud de milagros también se cuenta la salvación milagrosa de su único hijo, que en un descuido de su madre había caído en un pozo y al postrarse los padres al pié del mismo a orar para pedir la piedad de la Virgen y de Cristo para con su hijo, hicieron subir las aguas del mismo y que el niño apareciera sin ningún rasguño; y el paso a pie de las aguas del Jarama, con que Dios premió la pureza de María de la Piedad, desvaneciendo de esta manera las sospechas que algunos hombres perversos habían logrado suscitar en el corazón del esposo.

Otra leyenda cuenta que en el año 1212, época en la que se desarrollaba la batalla de Las Navas de Tolosa entre cristianos y almohades, cuando los cristianos tenían ante sí dos enemigos poderosos, por un lado el ejercito almohade y por otro el propio terreno escarpado, que era lo que el ejercito cristiano creía como el único camino libre para poder atacar a sus rivales ya que los otros puntos, pensaban, estaban vigilados por las tropas almohades, ante Alfonso VIII se presentó un pastor que decía conocer un paso seguro que los almohades no vigilaban, ese personaje que tomaron como pastor no fue otro que San Isidro, el cual les mostró un camino directo para enfrentarse a sus oponentes.

Existe también una curación atribuida a San Isidro y que le valió la beatificación. En tiempos del rey Felipe III (1578-1621) habiendo caído gravemente enfermo, a su regreso de Lisboa, en Casarrubios del Monte (Toledo), le fue llevado el cuerpo de San Isidro hasta su estancia real, y el monarca sanó milagrosamente.

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