sábado, 15 de diciembre de 2007

Sucesiones en el Trono

SUCESIONES EN EL TRONO

- ¿Qué lees tan ensimismada?- me hablaron.

- Ah, hola, no te he oído llegar, Historia, me estoy culturizando un poco – respondí.

- Vaya, te gusta la Historia entonces, eso es bueno que quieras aprender y conocer nuestro pasado.

- La verdad es que nunca me ha gustado quizás sería porque antes me obligaban a memorizarla para examinarme en el colegio y ahora que no tengo detrás de mí a nadie y mi profesor de Historia del Arte, con sus explicaciones, ha hecho que me quiera adentrar más en aquellos siglos, no sólo quiero ver un bonito edificio o monumento, quiero conocer también los contextos históricos de la época en que se erigió – repliqué.

- Bueno ya sabes el dicho “El Saber nunca ocupa lugar”, todo lo que leas, veas, oigas… siempre es cultura y hace que uno se enriquezca – dijo Miguel.

Miguel fue, porque ya no se encuentra entre nosotros, un profesor, nunca supe de que asignatura ya que nunca me lo quiso desvelar, que yo conocí en mi lugar de veraneo de forma casual, era un vecino de allí con el que nunca había intercambiado palabras hasta que un día, me senté próxima a él y aunque mis padres ya le conocían, empezó mi amistad y toda una serie de conversaciones en las que cada día aprendía algo nuevo, siempre tenía un relato que narrarme o algo nuevo que contarme, incluso ahora, en que me empezó a hablar de lo siguiente.

A la muerte de Fernando VII el trono pasó a las manos de su hija Isabel II, con apenas tres años de edad, bajo la regencia de su madre María Cristina, pero su tío el infante D. Carlos disconforme con la derogación que realizó Fernando VII de la Ley Sálica que en su día impuso Felipe V (la cual excluía de la corona a las mujeres) no reconoció a su sobrina por Reina y estalló la Guerra de Los Siete Años o conocida también como Guerra Carlista (1833 - 1840), esto produjo numerosas matanzas y extinciones de comunidades religiosas ya que mientras la Guerra Civil tomaba incremento, se presentó en Madrid, por vez primera, el cólera morbo, que hizo numerosos estragos y como se lanzara la noticia calumniosa de que los frailes habían envenenado las aguas, el populacho asaltó los conventos y asesinó a cuantos halló en ellos. Alarmados los católicos al ver en peligro la vida de los ministros de la Iglesia, se inclinaron en gran parte a favor del Carlismo, imprimiendo a la guerra un carácter religioso que la hizo más empeñada y duradera.

Después de varios años de lucha encarnizada Maroto, en nombre de D. Carlos y Espartero representando a las fuerzas de la Reina, celebraron el convenio de Vergara, abrazándose ambos generales y las tropas de uno y otro bando, tras este acontecimiento las hostilidades continuaron algunos meses pero pronto se impuso la paz quedando Isabel en el trono.

Años más tarde el hijo de D. Carlos, Carlos Luís de Borbón (Carlos VI), reanudó las hostilidades bajo la misma bandera de la primera Guerra Carlista, desarrollándose hechos militares durante los años 1846 – 1849 fecha en que finalizó la nueva disputa gracias a la intervención de Cabrera.

Durante el reinado de Isabel (1833- 1868) se sucedieron numerosos conflictos (Guerra de África, Guerra del Pacifico, Revolución de Septiembre y Batalla de Alcolea) incluso una insurrección en Madrid promovida por el general Prim que ensangrentó sus calles. Una vez destronada esta abdicó el trono de España en su hijo el Príncipe Alfonso pero las Cortes Constitucionales de 1868 habían proclamado rey a Amadeo de Saboya con el nombre de Amadeo I. Amadeo comprendió pronto que le sería imposible afianzar en su cabeza la corona de España pues eran numerosas las personas que se agitaban contra él a favor del Príncipe Alfonso, llegándose a producir la Tercera Guerra Carlista (1872 – 1876). Los Reyes, Amadeo y su esposa María Victoria, se dirigían a Palacio por la calle del Arenal, cuando fueron objeto de un atentando quienes milagrosamente salieron ilesos. Viendo Amadeo que no portaba la corona con el beneplácito de los españoles y creyéndose impotente para hacer de España la nación próspera y feliz que él deseaba, envió un mensaje a Las Cortes abdicando el trono de la nación para él y la totalidad de su familia partiendo al día siguiente para Lisboa, donde embarcó hacia Italia.


(Documentación extraída de:
http://es.wikipedia.org/wiki/Portada, Gran Enciclopedia Universal, Enciclopedia de Grado Medio de los años 40 y Breve Historia de Madrid. Si se vulnera alguna normativa existente en las Leyes Españolas actuales, diriganse al autor del blog vía email para retirar los contenidos que violen dicha Ley.)

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