jueves, 5 de marzo de 2009

Encuentros




ENCUENTROS

Estaba algo nerviosa, no quería que nada saliera mal, era su primer día. Paula ya se había encargado de darle instrucciones básicas acerca del funcionamiento de la centralita, el control de entradas y salidas, del archivo y el programa que ambas manejarían, aún así al estar las dos juntas si en cualquier momento le surgía alguna duda no habría problemas para preguntarla.

Su puesto de trabajo parecía agradable, estaban situadas a la entrada del Edificio principal tras un mostrador que apenas dejaba ver sus torsos cuando se encontraban sentadas, contaban con auriculares para responder al teléfono y así tener las manos libres para poder manejar el ordenador o escribir los recados, también debían llevar puesto el uniforme característico de la marca, consistente en un traje de falda y chaqueta color azul celeste, una blusa blanca y zapatos negros.

- Buenos días chicas, ¿Qué tal vas Alicia?. Espero que tu inserción sea lo mejor posible y los compañeros te ayuden en cualquier cosa que necesites – le daba la Bienvenida Javier.
- Buenos días. Bien, no tengo ninguna queja, yo deseo que os sea útil y cumplir bien con la labor que requiere mi puesto- respondió Alicia.

- No dudo de que lo harás perfectamente y ahora para empezar me gustaría que me hicieras un recado, se que no conoces mucho Madrid pero necesito que Paula se quede aquí y tú vayas a recoger unos papeles timbrados que hemos encargado y te entregaran en las oficinas de la Fábrica de Moneda y Timbre. Normalmente lo suelen tener en la papelería aquí cercana pero estos son especiales y los hemos mandado elaborar allí directamente, es un tema para el Estado que ya te explicaré con detalle. Coge un taxi, el taxista sabrá donde está y si no con que le digas a la calle Jorge Juan, nº 106 él ya sabrá. Cuando llegues pregunta por Tomás, dile que vas de parte nuestra y te entregará lo que necesitamos, no debes abonar nada, aún así te daré dinero para el desplazamiento y por si te piden algo.
- Muy bien, cogeré mi bolso y me marcho enseguida.

Alicia no tardó mucho en coger un taxi. Mientras se dirigía a su destino iba observando el paisaje urbano por la ventanilla del vehículo para irse familiarizando con la ciudad, algunas calles la resultaban conocidas de haber pasado por allí anteriormente con Toni y Raúl.

Tardaron poco en llegar a la entrada de la Fábrica, un edificio enorme y gris al que por otro lado entraban colegios para visitar el Museo existente en él. Alicia tuvo que pasar por los arcos de seguridad para poder acceder al edificio y a la habitación donde se hallaba Tomás, un señor que rondaría los sesenta años y que la atendió muy amablemente. Este no se retrasó mucho en darle lo que iba a buscar, ya estaba el material que tenía que llevarse preparado cuando la chica preguntó por él. Le dio las gracias y salió al exterior donde se paró a meter los documentos que le habían entregado en el portafolios de mano que llevaba.

- Vaya, vaya, ¡pero mira que tenemos por aquí!, así que aquí era donde te escondías.
- No puede ser ¿Qué haces aquí?- decía tartamudeando Alicia.
- ¿Qué que hago aquí? Eso te pregunto yo a ti, yo no he sido el que me he marchado sin decir nada, ¿qué pensabas que nunca te encontraría?, no he venido a buscarte si eso es lo que piensas, tenía negocios que tratar aquí pero mira por donde voy a matar dos pájaros de un tiro, a veces me admiró de la suerte que tengo. ¡Vamos tu te vienes conmigo!- decía Sergio forzando a la mujer a acompañarle.
- No voy contigo a ningún sitio, suéltame, no tienes ningún derecho- forcejeaba Alicia intentando soltarse.
- ¿Que no tengo derecho? Verás como si lo tengo.

Zas, pum, plas, toc, tras, ayyyyyy, noooooo, paraaaaa, Zas, pum, plas, toc, tras, todo de repente se volvió negro.

- Ya ha despertado, ha abierto los ojos, voy a buscar al médico – gritaba Paula a los que estaban en la sala de espera del Gregorio Marañón.
- Voy a entrar a verla- se levantó corriendo Raúl dirigiéndose hacia la habitación- ¿Cómo te encuentras? ¿Recuerdas algo?.
- ¿Dónde estoy?, lo último que recuerdo es salir del edificio, encontrarme con Sergio y sus manos y piernas golpeándome por todo el cuerpo mientras la gente se arremolinaba e intentaba separarle de mí- respondió Alicia con dificultad.
- Estas en el Hospital. Llevas cuatro días inconsciente de la paliza que te dio. Llamó la Policía a la empresa al ver el rotulo de nuestra marca en tu uniforme y nos avisó de lo ocurrido, nos dijeron que se lo comunicáramos a tu familia de lo cual se encargó personalmente Javier, se siente culpable de lo que te ha pasado pues él fue el que te envío allí. Vinieron en cuanto se lo dijimos, ahora están descansando en casa, tus Padres no se han separado de aquí ni un momento hasta hoy y tus tíos, Ramiro y Sofía llegarán mañana. No te preocupes por ese desgraciado, lo tienen retenido hasta que puedas declarar contra él y celebrarse un juicio- explicaba Raúl.
- No creo que sirva de mucho, en Valencia ya le puse varias denuncias por maltrato y siempre las ha incumplido y después le han soltado, por eso me vine aquí huyendo de él, pensé que se olvidaría de mi pero veo que todo ha sido en vano.
- Esta vez será distinta, hay muchos testigos, muchas personas le vieron lo que hacía y son muchos los que han declarado ya en la comisaría aportando su testimonio. Por esta ocasión ese maldito pasará algunos años entre rejas. No te fuerces, descansa, ahora no te preocupes por eso, debes recuperarte y yo me aseguraré que no se vuelva a acercar a ti. Estaré a tu lado todo lo que pueda, de ello también se encargará Javier según me ha comentado.
- Gracias a todos, no se como os voy a pagar esto que hacéis por mi, sobre todo a ti que no has dejado de apoyarme desde que me conociste- decía emocionada Alicia.
- No tienes que agradecer nada, ¿pero aún no te has dado cuenta? Alicia yo…. daría mi vida por ti, con lo que te ha ocurrido creí que te había perdido para siempre. Te aseguro que si me dejas yo te haré feliz y olvidar todo por lo que has pasado hasta ahora- confesó Raúl.
- Raúl, yo….

Mientras tanto se escuchaba un revuelo en el exterior. En ese momento el Doctor entraba en la habitación, al abrir la puerta Raúl vio lo que ocurría. Toni y el Médico estaban intentando impedir a una persona la entrada a la habitación de Alicia.

- Están prohibidas las visitas, sólo pueden verla los familiares más cercanos- decía el Doctor.
- Es mejor que te marches, necesita descansar- alegaba Toni.
- ¿Qué sucede? ¿qué pasa?- preguntaba Alicia.
- Tranquila, ahora vuelvo, no te preocupes- respondió Raúl.
- Si sólo pueden verla los familiares ¿ese que hace ahí dentro?- inquirió la persona del exterior.

Autor: Raquel Sánchez.

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