viernes, 8 de julio de 2011

Palacio del Marqués de Salamanca

El plan de reformas urbanas impulsado por Mesonero Romanos en 1846 convirtió el Paseo de Recoletos y los nuevos barrios de sus alrededores en una zona atractiva para las gentes acaudaladas del Madrid Romántico Isabelino. El Palacio del Marqués de Salamanca, situado en el Paseo de Recoletos, nº 10, contribuyó de forma destacada a embellecer este lugar convirtiéndolo en polo de atracción para otras residencias aristocráticas.

Fue construido entre 1846 y 1855 por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer, sobre parte de la huerta de los Marqueses de Montealegre, Condes de Oñate. Se concibió originalmente como un edificio exento con cuatro fachadas, con piso bajo y principal, con un bello jardín, fuente de mármol de carrara y cerrado todo el conjunto por una verja. La composición de la fachada es de trazas clásicas con influencias de la arquitectura palaciega italiana, destacando del cuerpo central de la fachada principal los grandes arcos de medio punto que comunican con el interior y las decoraciones con grutescos, medallones y semicolumnas del piso principal.

A finales de la década de 1860 las finanzas del Marqués de Salamanca no atravesaban por su mejor momento, obligándole a poner a la venta este palacio, que en opinión de los críticos de la época fue el más elegante y de mejor factura arquitectónica de Madrid. No obstante el Marqués no abandonó este entorno de Recoletos pues adquirió como residencia el antiguo Palacio del Duque de Uceda de la vecina plaza de la Moneda, próximo a las Salesas Reales. Antes de finalizar el siglo XIX el palacio fue adquirido por el Banco Hipotecario, creado el 15 de abril de 1873, con el fin de instalar en él sus oficinas centrales.

En la actualidad el palacio sigue perteneciendo al banco, aunque presenta algunos cambios respecto de su aspecto original, pues la entidad financiera acometió sucesivas obras de reforma y ampliación. La primera ampliación se realizó en 1905 con la construcción de un pabellón obra del arquitecto Valentín Roca Carbonell; la segunda la realizó en 1919 el arquitecto Joaquín Saldaña y consistió en la construcción de otro pabellón para los servicios de portería; la última reforma y la ampliación más importante fue realizada por el arquitecto Luís Gutiérrez Soto en 1945 al construir dos nuevas alas laterales que venían a paliar la necesidad de dependencias, aún a costa de desvirtuar la planta rectangular originaria.